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“Hablar del contexto del periodismo significa dar cuenta de las características del entorno social en que se realizan las prácticas periodísticas”

María Elena Hernández Ramírez

Texto basado en la Mirada Sociológica al Periodismo Mexicano de María Elena Hernández Ramírez.

El contexto en el que se desarrolla el periodismo en México se ha modificado de manera importante en los últimos 30 años. La década de los noventa concentró acontecimientos trascendentes que generaron expectativas finalmente no satisfechas. Las perversas relaciones prensa-poder ya no son la causa principal de los problemas del periodismo. Las críticas a las prácticas periodísticas prevalecen, pero hay en escena nuevos arreglos, nuevos actores y nuevas preguntas.

Las perversas relaciones prensa-gobierno, así descritas por Raúl Trejo (1), que predominaron en México desde el periodo posrevolucionario, se han reconfigurado y dejaron de ser la causa principal de los problemas del periodismo. Dando paso a la apertura informativa actual.

El periodismo mexicano moderno se desarrolló junto con el sistema político posrevolucionario. José Carreño Carlón ha llamado "el modelo estructural de relación subordinada de los medios al poder público" (3). El modelo de subordinación se sostenía gracias a la eficacia de controles amistosos: apoyos y subsidios que generaron una dependencia económica para los empresarios, y muy limitante para la libertad de información.

Según varios autores, el inicio de la transición en la historia de las relaciones prensa-Estado se ubica en 1976, con el llamado Golpe al Excelsior de Julio Scherer y la creación del semanario Proceso. El contexto económico, político y cultural es el de la administración de las riquezas naturales, la creciente deuda externa, de la nacionalización de la banca, la reforma política del Estado, de la institución presidencial fuerte y del Estado aún omnipotente, de la gran devaluación al final del sexenio, y la temprana caída de nuestros sueños de riqueza. A finales de 1977 aparecería Uno más uno, como "resultado directo de la reforma política que legalizó a la izquierda y comenzó a abrir el ostión autoritario mexicano", (6) y tras la escisión de este diario nacería La Jornada (1984). Los tres medios marcaron una diferencia en las formas tradicionales de hacer periodismo, en su intento por mantenerse al margen del financiamiento gubernamental.

La década de los noventa fue el escenario de notables cambios estructurales en México que tuvieron repercusiones sobre las prácticas periodísticas. (7) En los noventa se gesta y firma el Tratado de Libre Comercio; se registra la alternancia de partidos en el poder, a los niveles local y estatal, y se sientan las bases para la alternancia a nivel federal; el Estado mexicano sigue perdiendo terreno en la dirección de la economía; se impulsan desde la Presidencia cambios significativos en las relaciones prensa-gobierno; se crea la Comisión Nacional de Derechos Humanos (y en ella una Unidad de Protección para Periodistas)... Todo con el telón de fondo de las exigencias internacionales para la firma del TLC.

Los cambios en la industria del periodismo, que se atropellaron durante los noventa, no fueron sólo económicos y tecnológicos, sino también culturales: los grandes medios adoptan y adaptan el modelo periodístico que marca la norma internacional, asimilan (a su estilo) "la forma moderna del periodismo en el norte".(8) Un modelo basado en las fuerzas del mercado, que privilegia la función del entretenimiento, por encima de la informativa, con un menor énfasis en la responsabilidad de vigilar al poder público. La visión de los medios periodísticos como negocios se legitima y se justifica: la búsqueda de rentabilidad de las empresas informativas deja de ser tema tabú, y se convierte en motor de cambios editoriales que parecen de forma, pero tienen fondo.

Los años noventa constituyen el periodo en que el periodismo mexicano pasa paulatinamente de "un modelo de complicidades y corrupción a un modelo de colusión de intereses, control corporativo, monopólico mediante inversión accionaria y publicitaria."
(9)

NOTAS:

1) Raúl Trejo Delarbre, "Prensa y gobierno: Las relaciones perversas. Los medios, espacios y actores de la política en México", en Comunicación y Sociedad, Núms. 25-26, Universidad de Guadalajara, México, 1996.

3) José Carreño Carlón, "Cien años de subordinación. Un modelo histórico de la relación entre prensa y poder en México en el siglo XX", en Sala de Prensa, Núm.16, [http://saladepren sa.org/art102.htm], 2000.

6) Cfr. Raymundo Riva Palacio, La Prensa de los Jardines, Plaza y Janés, México, 2004, p. 61.

7) Retomo, nuevamente, varios de los argumentos enunciados en mi artículo "Repensar el periodismo mexicano", op. cit.

8) François Demers, ALENA, Democratisation du Mexique et Journalisme fonctionnel. Le cas du Quotidien Siglo 21 de Guadalajara 1991-1998, tesis doctoral, Univesidad Laval, 2000, p. 99.

9) José Carreño Carlón, exposición "Cambios en la comunicación política, cambios en el periodismo", Seminario "El cambio en la comunicación, los medios y la política", UIA, 13 de noviembre de 2001.

Ramírez, M. E. (s.f.). mexicana de comunicación. Recuperado el 4 de Abril de 2011, de mexicana de comunicación: http://www.mexicanadecomunicacion.com.mx/fmb/foromex/mirada.htm


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